jueves, julio 05, 2007

Un ábaco que parecía un abanico


érase una vez un ábaco que parecía un abanico.
cuentan que contaba un aire por echar vahos,
olvidos por guardar.
pasaban los pesos de uno en uno,
caían de una torre a otra
ventilando de izquierda a derecha
en vaivén de subir y bajar.
era aquella su normalidad
su cielo azul
su barro invierno
su blanca nieve
su verde árbol
su ser
su estar.
laburo era su noche.
dormir era su día.
su mañana era madre
su ventana amada.
libre con dolor.
la muerte contenía.
no alcanzaba
a madurar las futas,
flores de aromas suaves
y amables colores
pura alegría.
sol.
puro sol radiante.
y nieve.
como el invierno extremo.
o una cumbre en verano.

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